sábado, 9 de julio de 2016

Contra el Infinito - Benford, Gregory



En Contra el Infinito (Against Infinity - 1983) de Gregory Benford nos encontraremos sobre Ganímedes,  una de las lunas de Júpiter, un mundo de hielo y roca, de ríos de amoníaco y restos de meteoritos profundamente enterrados, ricos en minerales. Un mundo sin aire, hostil al hombre, pero que éste quiere conquistar a toda costa. En este entorno, se desarrolla la vida de un puñado de valientes, pioneros en todos los sentidos de la palabra, que extienden sus asentamientos herméticos y vencen todas las dificultades, día a día, kilómetro a kilómetro, con sus mutados animales y las criaturas creadas por la bioingeniería para transformar la biosfera.

Pero allí también esta el Alef. El Alef: un artefacto alienígeno, casi vivo; enorme, desconocido, incalificable, el cual horada incansablemente la corteza helada de Ganímedes, aparece y desaparece y destruye ciegamente, de una forma irremisible la obra del hombre. Una fábula y un objeto de caza y percusión, un anhelo de aventureros que luchan constantemente por conquistar el infinito...



Gregory Benford (Mobile, Alabama (EE. UU.), 30 de enero de 1941 (75 años) es un físico y escritor de ciencia ficción, uno de los máximos exponentes de la ciencia ficción dura.

Doctorado en física por la universidad de California y profesor de astrofísica en el Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de California, Irvine. Desde 1988 pertenece al Consejo científico de consultores de la NASA.

Pero la actividad que le ha reportado más fama mundial ha sido, la de escritor de ciencia ficción, tarea que comparte con su trabajo docente desde que en 1974 publicara su primer relato Si las estrellas son dioses en colaboración con Gordon Eklund, y que le valió el premio Nébula.

Su obra más ambiciosa son las seis novelas del Ciclo del Centro Galáctico donde Benford describe la evolución de la humanidad durante un periodo de decenas de miles de años en una galaxia marcada por la lucha permanente entre civilizaciones orgánicas y civilizaciones mecánicas. Usa la idea de berserker: civilización mecánica que intenta destruir sistemáticamente toda civilización orgánica por creerla peligrosamente inestable. Esta serie de ambiciosas novelas han sido comparadas con las de Olaf Stapledon y por supuesto, con las de Fred Saberhagen el cual, escribió la clásica serie de los berserkers desde 1967 y del cual, contamos con una macro-antología de relatos Berserkers: El Inicio sobre el cual tenemos una reseña en este mismo blog.


Volviendo a la narración Contra el Infinito, nos encontraremos en la helada superficie de Ganímedes donde El viejo Matt y un niño, Manuel, están en la búsqueda del Alef, un artefacto alienígena que ha vagado durante milenios sobre la superficie y el interior del satélite. El Alef es indescriptible, infinitamente peligroso y destruye todos los esfuerzos por la terraformación de Ganímedes, elemento éste imprescindible debido a que allí el ser humano se expone a un frío perpetuo.


"En las literas los hombres bostezaban y gruñían. Algunos se dirigían tambaleantes a la parte de atrás y orinaban ruidosamente en las abiertas bocas de los recicladores. Desprovistos de sus trajes, su carne tenía el color blanco de la porcelana, teñida de rojizo allá donde las capas aislantes del traje hacían presión o formaban arrugas. Algunos mostraban protuberantes callos y grandes venas azuladas donde los fallos de presión habían sorbido la sangre hacia la superficie. Otros mostraban trozos de relucientes piezas que reemplazaban partes congeladas. Ningún hombre carecía de marca. Sus trajes aislantes les protegían de los brutales hechos de aquel mundo el frío y la oscuridad y los productos químicos abrasivos de las montañas en fusión..., pero su escudo era imperfecto, de modo que los hombres mostraban sus feas manchas con orgullo, una señal de haber ido más allá de los cálidos y confortables Asentamientos".


En tanto el niño busca su madurez, el hombre busca la iluminación y la sociedad..., busca el poder para gobernar el universo. En este entorno veremos que Manuel es un joven nativo de Ganímedes nacido en la luna de Júpiter durante la primer fase de operaciones de terraformación. El trabajo de Manuel es ayudar a su padre, el Coronel López y su equipo con varias funciones donde el mayor tiempo de las mismas implica la búsqueda y caza de organismos mutados descendientes de las criaturas que los científicos habían creado para ayudar a la terraformación.


 

Sin embargo, los colonos no están solos en Ganímedes. Allí está un artefacto alienígena que puede cambiar de forma y que se ha resistido a todos los intentos de destrucción y captura.

"El Alef surgió bruscamente al aire, volviéndose mientras el muchacho observaba, y del más alto de sus reforzados resaltes brotó una cosa retorcida, húmeda como una estalagmita..., angular, color verde jade, en movimiento; primero una hoja como de cuchillo que refractó el diminuto sol en un derrame de colores, y, luego, convirtiéndose en algo retorcido y móvil, que sorbía la luz en oscuros pliegues; y de una forma igual de repentina sus ángulos se alisaron y la proyección presentó una cabeza como una redonda protuberancia, un ondulante muñón que muy bien podía ser un brazo, una cavidad cóncava que muy bien podía ser una boca, de no ser porque, mientras crecía, consumía la cabeza y devoraba el cuello, convirtiendo la cosa en un cuerpo que vanamente, con impotencia, desarrollaba cortas y gruesas patas y empezaba a efectuar lentos y torpes movimientos como si estuviera corriendo en medio de un denso fluido resistente, incluso mientras su mitad superior era masticada y devorada..."


Debe destacarse que en estos tiempos, la Tierra se ha convertido en un mundo marxista, un sistema político que solamente sobrevive en base a la expansión y que, necesariamente, según Benford, necesita de un sistema capitalista en la periferia. Este es un concepto interesante en el cual hubiese sido deseable que Benford se extendiese más.




No es lo mejor de Gregory Benfod pero, es un libro que se deja leer con gusto.

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