El Museo del Louvre, en una co-edición con ComicsLit de NBM Publishing Inc. ofrece una serie de novelas gráficas donde cada una de ellas presentará una visión particular de este gran museo de la mano de un artista diferente cada vez.
En esta historia, Nicolas de Crécy, ante la vista de la increíble riqueza que ofrecía la colección del museo quedó abrumado y un poco se amilanó ante la misma. Pero ello le inspiró para realizar una historia ambientada a miles de años en el futuro, en un período glacial en el que la historia humana contemporánea ha sido olvidada.
Un pequeño grupo de arqueólogos arriba al Museo del Louvre el cual, se encuentra enterrado en la perpetua nieve y, no alcanzan a explicar todos los artefactos y pinturas que allí pueden observar. ¿Qué querrán transmitirnos estas obras? Al intentar interpretarlas veremos que sus conclusiones carecen de sentido y son absurdas.
Un muy buen criterio editorial le permitió al Museo del Louvre publicitarse y publicitar la obra contenida entre y sus paredes. Indidablemente no debe hacer falta publicitar el Louvre entre los propios parisinos, ni entre los franceses, quizá ni siquiera entre los europeos pero, la cosa cambia cuando los citados cómics dan un salto sobre el océano y culminan publicándose con gran éxito de público y crítica.
Período Glaciar es la primera entrega de los cómics editados por el Louvre, con guión y dibujo de Nicolás de Crécy donde las más disparatadas teorías saldrán de las pretenciosas mentes de unos arqueólogos cegados por sus aires de grandeza. Y en medio de todos ellos, una suerte de mascota cruce de perro y cerdo dotado de inteligencia llamado Hulk (como el superhéroe ficticio que aparece en los cómics estadounidenses publicados por la editorial Marvel Cómics), vendrá a traer algo de cordura… ¿O será algo más de locura?…
De la mano de los arqueólogos y Hulk asistiremos a una disertación con formato de historieta sobre el arte, la historia, la muerte y la fragilidad de la existencia, la historiografía como ciencia inexacta, la imagen como forma narrativa anterior a la escritura, el poder del arte como símbolo, tótem o icono (desde los dioses babilónicos a los superhéroes Marvel) …
Es interesante observar cómo a pesar de intentar tener gran prudencia sobre los análisis e interpretaciones, las conclusiones vinculadas a una falta de perspectiva y referencias estándares contemporáneos pueden llevar a los descubridores a sacar conclusiones tan erróneas.
Más allá de alguna crítica, este buceo original en el Louvre nos ofrece la inestimable oportunidad de jugar con el pasado, obtener una historia alternativa o de ficción que se insertará en una historia ya olvidada.
Una breve reflexión sobre la evolución de la moral también nos indica que la historia de la humanidad no es lineal.
Por su parte, Hulk será quien nos ofrezca la visión más considerada, más sabia, más profunda... hasta su encuentro casi paranormal con el antiguo arte.
La últimas páginas liberarán simbólicamente la historia de los hombres y viceversa, abogando un centro y razón de ser de la humanidad, en particular a través del patrimonio artístico.
Es de agradecer que el cómic ofrezca al final un índice preciso de las obras reproducidas en el mismo lo cual, es muy útil para clarificar nuestro conocimiento.
La variedad de recursos, usos y opciones elegidos por el francés, que apoyaron esta conjetura fué muy variada; encontramos en su obra: autorreferencialidad, reflexividad crítica, interdiscursividad (las obras de
arte-personajes del Louvre), etc. y su dibujo,sin ir más lejos, trasgrede cualquier academicismo u ortodoxia clásica, incluso dentro de la historia del cómic pero, al mismo tiempo, Crecy se alimenta de multitud de referentes conocidos: desde Hugo Pratt a Moebius, pasando por aquellos primeros autores de cómics europeos del siglo XIX que venían del campo de la ilustración.
Crecy es uno de esos minerales en bruto extrañamente perfectos, un autor con muchas caras y aún más aristas. Pero claro, no todo el mundo está dispuesto a cortarse...
Una gran recomendación para su lectura.
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