Escrito exactamente cincuenta años después de la publicación de la novela clásica post-apocalíptica de John Wyndham "El Día de los Trífidos", el escritor de terror británico Simon Clark nos trae una secuela de este clásico con "La noche de los Trífidos".
Las secuelas póstumas no son algo que se deba tomar a la ligera. Aunque generalmente este comportamiento en la literatura se ve muy poco, en la industria cinematográfica es algo más común debido a que el cine siempre está dispuesto a rever su propio pasado a fines de realizar un remake o secuela que a veces, se realiza con prudencia e inteligencia pero las más de ellas, lo realiza en detrimento de sus originales. En tanto, las raras secuelas literarias han sido incursiones donde pocas son las que han podido alcanzar el nivel de calidad del original ante lo cual, muchas veces, se presentan como novelas independientes.
El igual que en su precursora, La Noche de los Trífidos utiliza el estilo narrativo de Wyndham y esto, lanza al lector a percibir este libro como algo ya familiar y también está narrado desde la perspectiva de primera persona en nuestro protagonista del momento: David Mason (hijo ahora adulto de Bill Mason). También serán introducidos una nueva serie de personajes portadores de una cuidadosa caracterización y en el transcurrir de la novela, todos los cabos sueltos se irán atando de manera rápida donde la trama da lugar a frecuentes giros y al finalizar, nos llevará a un desenlace emocionante. No podemos dejar de notar que hacia sus últimas páginas impresiona como una historia desarrollada en forma algo apresurada si la comparamos con la naturaleza cuidadosamente construida en el inicio del libro.
Recordemos que al final de El día de los trífidos, el protagonista, Bill Masen, se había unido a una colonia recién fundada en la Isla de Wight. Esta pequeña comunidad, de momento a salvo de las terribles plantas mutantes, se emplea a fondo no sólo en erradicarlas, sino también en sentar las bases de una nueva civilización.
Veinticinco años después, una mañana de verano, la tierra se ve repentinamente sumida en la oscuridad: no ha salido el sol. Los trífidos no pierden la oportunidad de invadir la isla, de modo que el hijo de Masen, David, emprende un arriesgado viaje para averiguar a qué se debe la negrura y para tratar de acabar definitivamente con las plantas.
Como mencionamos anteriormente, son raros los ejemplos de secuelas póstumas, pero como referente tenemos a La Naves del tiempo de Baxter, la cual es una secuela de La máquina del Tiempo de HG Wells, allí se observa una gran dedicación del novelista para mantener el estilo y espíritu de la narrativa original y, en el caso que estamos hoy tratando, Simon Clark intenta a su manera mantener el estilo narrativo de El día de los Trífidos cosa que, logra en una primer parte del libro pero donde luego, irá inculcando su propio estilo narrativo.
Simon Clark admite que era un gran fan del libro original y, no podía creer que la historia hubiese terminado de la forma narrada por lo cual, se fue en busca de la inexistente secuela. Este es un escritor británico de novelas de terror, nacido en Doncaster, Inglaterra y, uno de sus trabajos destacados es justamente La noche de los Trífidos. Además también ha escrito relatos de ciencia ficción y material en prosa para la famosa banda de rock U2.
Su historial no culmina aquí ya que también ha sido nominado al Premio Bram Stoker, al Premio World Fantasy y al Premio British Fantasy. En el año 2001 ganó el premio British Fantasy al mejor relato corto por Goblin City Lights, y a la mejor novela por La noche de los Trífidos.
Volviendo a nuestra reseña actual , recordemos que al final de El día de los trífidos, Bill Masen, se había unido a una colonia recién fundada en la isla de Wight. Pero, veinticinco años después, una mañana de verano, la tierra se ve repentinamente sumida en la oscuridad: no ha salido el sol. A los trífidos les ha faltado tiempo para invadir la isla, de modo que el hijo de Masen, David, emprende un arriesgado viaje para averiguar a qué se debe la negrura y para acabar definitivamente con las plantas.
“Allí estaba yo, vestido como el astronauta de uno de esos preciados cómics que leían los niños del Viejo Mundo, el casco plateado debajo del brazo. La muchacha, que parecía una niña salvaje, vestida con harapos, alimentándose de carne de rata. Estamos en un mundo rojo de musgo y barcos naufragados, riendo como un par de niños mareados.”
La aventura lo conducirá hasta un Manhattan aparentemente utópico y a una dolorosa verdad: la peor amenaza para el ser humano reside en la crueldad de la que éste es capaz.
La sociedad ha tenido sus cambios pero, también lo han hecho los Trífidos. La naturaleza misma de los Trífidos se examina con más detenimiento en base a las recomendaciones dadas inicialmente por Wyndham que, sugieren que las plantas carnívoras que caminan podrían ser más inteligentes de lo que la mayoría de la gente sospecha. Habiendo sido forzadas a realizar un salto evolutivo a causa de una oscuridad que descendió sobre la Tierra, las criaturas muestran nuevos cambios mutacionales, aunque éstos, parecen haberse desarrollado muy rápidamente dado que la escala de tiempo es de sólo unas pocas semanas.
Además, Clark da un nuevo e interesante giro a la naturaleza de los sentidos Trífidos al sugerir que el golpeteo que hacen con sus hojas no es solamente una forma de comunicación, sino que forman parte de un dispositivo de sonar que les permite ver a sus presas en la misma forma que un delfín puede ver a un pez.
“Me sorprendí pensando en lo que me había dicho mi padre. Las plantas están hablando, me había dicho. Hablan entre sí, intercambian información, hacen planes, tal vez incluso expresan su sueño de dominar el mundo y extinguir la humanidad. Por primera vez, entendí realmente lo que había dicho. Y lo creí.”
Triffid - Artworks by Cthulhusaurus-Rex
Sin embargo, el autor no tiene la oportunidad de explorar el impacto que habrían tenido los trífidos sobre los diversos ecosistemas existentes. Supuestamente, todos los grandes mamíferos habrían sido prácticamente exterminados, junto con las aves. Esto, habría tenido un efecto en cadena en las formas inferiores de vida que obtendría como resultante sus propios reajustes.
A medida que se desarrolla la trama, Clark acelera el paso en favor de un estilo narrativo donde predomina la acción, basándose en un conglomerado de otras historias que encajan de buena manera. Clark también nos lleva a considerar la necesidad de una guerra entre las colonias de los propios sobrevivientes de la humanidad los cuales, a pesar de tener sus propios problemas para mantener la preservación y estabilidad, no por ello perderán el viejo anhelo de lograr una supremacía mundial.
El resultado es una narración de acción que sin parar nos traslada desde la isla de Wight, a través de alta mar, a la ciudad de New York, en pleno Manhattan y, también un poco hacia abajo en el mapa, hacia el sur de los Estados Unidos. En el camino veremos cómo la humanidad va haciendo frente a la invasión de las plantas y cómo los Trífidos han mutado en variantes cada vez más peligrosas.
Debido a una combinación de desafortunados eventos nuestro protagonista David llegará a descubrir un aparentemente lujoso y brillante New York pero, poco a poco descubrirá que la ciudad es implacablemente controlada por un pequeño grupo de personas que solventan una especie de apartheid donde los individuos ciegos, negros y desconformes con el régimen actual, son excluidos de aquellas áreas destinadas a solamente los fieles blancos que no alteran el buen orden imperante en la ciudad.
En algunos aspectos esto puede ser visto como una continuación de los valores sociales que eran aceptables, si bien generalizados, en la América de la década de los cincuenta además de que Clark vuelve a plantearnos aquello de que cada grupo de sobrevivientes tendrá sus propias ideas de lo que debe ser este nuevo mundo y establecerán sus nuevas reglas referentes a la moral y las leyes.
“A menudo considerados como una élite dentro de la sociedad, los eunucos realizaban muchos trabajos especializados, que oscilaban entre vigilar el harén del sultán, realizar tareas sacerdotales y asumir importantes cargos en la administración pública bizantina. Igual que a un caballo le ponen anteojeras para que se desenvuelva un poco mejor, un niño sacrifica su virilidad para concentrarse en sus tareas sin distracciones hormonales.”
Estas nuevas reglas desafían todos los principios éticos y sociales de hoy y la paradoja se da en que algunas de estas propuestas que hoy por hoy veríamos como algo incorrecto, pueden llegar a ser la solución bajo las condiciones que nos ofrece este mundo que fue modificado para siempre. De hecho, algunas de estas cosas las continuamos viendo en muchas áreas del mundo actual.
The Day of the Triffids - Digital Artworks by Tomasz Maronski
En general, estamos ante una novela de lectura agradable que, aunque no tiene el toque clásico de Wyndham, es útil como una secuela donde se concilia la historia original y un gran homenaje a los Trífidos. Historia trepidante de la que vale la pena ver el final. Si usted es un fan de los Trífidos le recomiendo esta continuación de la historia. Si todavía no ha leído El día de los Trífidos, por favor, hágalo antes de iniciar la lectura de La noche de los Trífidos.
A medida que se desarrolla la trama, Clark acelera el paso en favor de un estilo narrativo donde predomina la acción, basándose en un conglomerado de otras historias que encajan de buena manera. Clark también nos lleva a considerar la necesidad de una guerra entre las colonias de los propios sobrevivientes de la humanidad los cuales, a pesar de tener sus propios problemas para mantener la preservación y estabilidad, no por ello perderán el viejo anhelo de lograr una supremacía mundial.
El resultado es una narración de acción que sin parar nos traslada desde la isla de Wight, a través de alta mar, a la ciudad de New York, en pleno Manhattan y, también un poco hacia abajo en el mapa, hacia el sur de los Estados Unidos. En el camino veremos cómo la humanidad va haciendo frente a la invasión de las plantas y cómo los Trífidos han mutado en variantes cada vez más peligrosas.
Debido a una combinación de desafortunados eventos nuestro protagonista David llegará a descubrir un aparentemente lujoso y brillante New York pero, poco a poco descubrirá que la ciudad es implacablemente controlada por un pequeño grupo de personas que solventan una especie de apartheid donde los individuos ciegos, negros y desconformes con el régimen actual, son excluidos de aquellas áreas destinadas a solamente los fieles blancos que no alteran el buen orden imperante en la ciudad.
En algunos aspectos esto puede ser visto como una continuación de los valores sociales que eran aceptables, si bien generalizados, en la América de la década de los cincuenta además de que Clark vuelve a plantearnos aquello de que cada grupo de sobrevivientes tendrá sus propias ideas de lo que debe ser este nuevo mundo y establecerán sus nuevas reglas referentes a la moral y las leyes.
“A menudo considerados como una élite dentro de la sociedad, los eunucos realizaban muchos trabajos especializados, que oscilaban entre vigilar el harén del sultán, realizar tareas sacerdotales y asumir importantes cargos en la administración pública bizantina. Igual que a un caballo le ponen anteojeras para que se desenvuelva un poco mejor, un niño sacrifica su virilidad para concentrarse en sus tareas sin distracciones hormonales.”
Estas nuevas reglas desafían todos los principios éticos y sociales de hoy y la paradoja se da en que algunas de estas propuestas que hoy por hoy veríamos como algo incorrecto, pueden llegar a ser la solución bajo las condiciones que nos ofrece este mundo que fue modificado para siempre. De hecho, algunas de estas cosas las continuamos viendo en muchas áreas del mundo actual.
The Day of the Triffids - Digital Artworks by Tomasz Maronski
En general, estamos ante una novela de lectura agradable que, aunque no tiene el toque clásico de Wyndham, es útil como una secuela donde se concilia la historia original y un gran homenaje a los Trífidos. Historia trepidante de la que vale la pena ver el final. Si usted es un fan de los Trífidos le recomiendo esta continuación de la historia. Si todavía no ha leído El día de los Trífidos, por favor, hágalo antes de iniciar la lectura de La noche de los Trífidos.
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