jueves, 28 de enero de 2016

300 Guerreros - Andrea Frediani



Cuando tomas entre tus manos la novela 300 Guerreros de Andrea Frediani lo primero que piensas es en Gerard Butler, caracterizado como el rey Leónidas y gritando a voz en cuello aquello de ¡Esto es Esparta!. O lo que es lo mismo, otra novela de espartanos que nace a la sombra del éxito cinematográfico de 300, de Zack Snyder. Pudiera ser pero, lo que es indiscutible es que nos encontramos con una realista, detallista y muy bien documentada recreación de una de las contiendas desesperadas más fascinantes del mundo clásico, la Batalla de las Termópilas, que enfrentó al rey Leónidas y sus aliados contra Jerjes y el fabuloso Imperio persa, afanado en expandir sus fronteras y anexionarse toda Grecia.


No vamos a encontrar una narración amable, sino que será del tipo cruda, violenta e hiperrealista. Sexo, sangre, vísceras, nada de medias tintas. La violencia engendra violencia, y más aún en el seno de los ejércitos que se dirigen a una muerte segura y que saben que no hay nada más allá del frente de batalla. También nos encontraremos con que aquellos soldados que creen ingenuamente en los más altos ideales, son los primeros en caer y sufrir la violencia animal de los que han perdido su humanidad en aras de la supervivencia.



Frediani es un experto en la materia y en ocasiones su entusiasmo por recrear al milímetro cada escena, cada gesto, cada armadura, cada formación o falange es tal, que llega a apabullar por exceso descriptivo. Su entusiasmo es realmente encomiable al punto tal de dedicarle tres páginas completas a la explicación sobre cómo ponerse una armadura espartana. De lo único que peca el libro es de su exceso dedidactismo descriptivo, al punto de encontrarnos con clases magistrales de historia clásica que ahogan la acción de la novela.


En 300 guerreros nos encontramos que los luchadores sabían que no volverían a Esparta, su destino y su leyenda estaban en las Termopilas.
La batalla de las Termopilas enfrentó en el 480 a. C a los espartanos de Leónidas y sus aliados con el ingente ejército persa, reunido por el rey Jerjes con la intención de conquistar Grecia.





Por motivos religiosos Leonidas no pudo conseguir el ejército cuando lo solicitó, y temiendo que la espera hiciera que los persas crucen el estrecho de las Termópilas se lanzó en una misión suicida empleando una guardia personal de 300 hombres, 600 esclavos ilotas -2 esclavos por cada espartano- 700 tespios, 400 tebanos y un combinado de hombres de otras polis que en total llegaban a unas 7 mil unidades. Enfrentándose a un ejército de entre 250 mil y 400 mil persas.




Al llegar a la zona de la contienda, Jerjes esperó cuatro días a que los griegos depusieran las armas -tiempo que Leonidas aprovechó para fortificar las murallas de la fortaleza-. Al ver que los griegos no se asustaron por sus tropas envió a un emisario que les exija deponer las armas, a lo que Leonidas respondió con la que se convertiría en la frase más famosa de la historia militar: -Ven a buscarlas tu mismo-. Acto seguido comenzó la batalla.



La excelente formación espartana y la geografía hicieron que fila tras fila de persas sea diezmada por los griegos, quienes casi no sufrieron pérdidas. Jerjes enfurecido ya que esto suponía un fuertísimo golpe a la moral de su ejército envió a su élite, Los Diez Mil Inmortales, pero el resultado fue prácticamente el mismo. No obstante, los griegos comenzaban a cansarse tras días de lucha, pero ninguno cedía un solo centímetro.



 



Según las crónicas antiguas, sólo uno de los 300 guerreros de Esparta logró sobrevivir: Aristodemo, el cual, se retiró después de ser herido y que por ese motivo fue despreciado por los ciudadanos hasta que tuvo la ocasión de expiar su desdicha.


En esta versión de la batalla de las termópilas, mientras todo el mundo idolatra a Leónidas, Aristodemo le odia por motivos personales. Pero lo que realmente poco sabemos es sobre la forma de pensar, vivir, soñar de aquellos Helenos cuya existencia se desarrollaba entre códigos de honor, historias épicas y creencias en Dioses tan paternales como vengativos. Ese mundo es el que Frediani nos muestra, esa cara humana, esos valores que explican el porqué de un enfrentamiento casi condenado de antemano al exterminio, pero que para este grupo significaba la gloria y el reconocimiento de Dioses y humanos. En ese contexto surge de la pluma del autor el relato de los hechos del mal juzgado Aristodemo, juez y parte de los acontecimientos, y al final víctima del pensamiento imperante.


300 guerreros es un buen libro histórico, muy documentado, con una visión muy diferente de la Batalla de las Termópilas de la que estamos acostumbrados, y que no dejará indiferente a los apasionados de la novela histórica con grandes dosis bélicas.


A no perderse la película, una obra maestra del séptimo arte y un deleite visual en todos y cada uno de sus cuadros.
Ver más: http://marqjc.blogspot.com.uy/2016/01/300.html

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