Curiosamente el artífice de este libro es el reconocido, aunque fallecido recientemente, Michael Crichton autor de otras obras de corte menos histórico como son Parque Jurasico, El Mundo Perdido, o Esfera entre otras muchos de tipo Thriller científico. Por tanto ¿cómo es posible que este escritor en un principio tan alejado del mundo de la Historia haya creado un libro tan excelente sobre el mundo vikingo y sus costumbres? Pues redescubriendo los manuscritos de uno de los viajeros más importantes del mundo en la Edad Media, el cronista árabe Ahmad ibn Fadlān ibn al-Abbās ibn Rašīd ibn Hammād, por suerte, conocido como Ibn Fadlan.
Durante mucho tiempo los expertos sólo conocían un fragmento de aquel manuscrito, titulado Risala (literalmente, “descripción de un viaje”), que se había conservado a través de un diccionario elaborado por el geógrafo y sabio sirio Yaqut. Por suerte, en el año 1923 se descubrió una copia completa del texto de Ibn Fadlan en la Biblioteca de Astan Quds Razavi (Irán). Hoy constituye una de las principales y más valiosas fuentes históricas sobre estos antiguos pueblos del norte y sus costumbres.
En junio del año 921 de la Era Cristiana, el califa de Bagdad abasi Al-Muqtadir envió a un miembro de su corte, Ahmad Ibn-Fadlan, como embajador ante el rey de los búlgaros. El objetivo de la embajada consistía en que el rey de la capital Bolghar rindiera homenaje al califa al-Muqtadir y, a cambio, dar al rey dinero para financiar la construcción de una fortaleza, de una mezquita y para convertir al pueblo búlgaro al Islam. Aunque alcanzaron Bolghar, la misión fracasó porque a la altura del Volga, la caravana fue apresada por un grupo de vikingos, los Rus (Los vikingos no fueron constructores de imperios y es común afirmar que su influencia en este vasto territorio no fue permanente. No obstante, fue lo bastante para que dejaran sus nombres en numerosas localidades de Inglaterra, mientras en Rusia dieron su nombre a la nación misma - nombre derivado del de una tribu nórdica, la Rus). Ahmad Ibn-Fadlan vivió muchas aventuras junto a ellos. Su admisión en el grupo se produce casi por azar, o mejor dicho, por superstición; ya que para alcanzar la victoria era necesario reunir el número fatídico de 13 guerreros.
A Ibn-Fadlan, según cuenta, le llamó la atención lo fuertes, altos y bien proporcionados que eran los guerreros vikingos, así como sus descomunales espadas y hachas. También nos comenta sobre su total falta de higiene y los describe como: “Las criaturas más asquerosas que Dios ha creado”. Presencia con estupor como, después de mantener relaciones sexuales o de comer, no se lavaban y su único acto de higiene consistía en una palangana con agua que compartían entre todos. Eso para un musulmán, que según el Corán, las aguas que usa alguien para lavarse no las debe tocar nadie más, era poco menos que sacrilegio. Además hay que tener en cuenta que la sociedad árabe de aquella época era una de las más refinadas.
Tras una serie de discusiones y hechos extraordinarios, Ibn-Fadlan es "invitado" a acompañar a los temibles vikingos en una gran aventura nórdica donde nos enseña las tierras entre el actual Irak, Turquía, y la parte cercana a Ucrania. Ritos, pueblos, costumbres viejas, magia antigua, supersticiones…
Con el tiempo y después de haber obtenido conocimientos sobre la cultura y tradiciones de aquel pueblo, Ibn Fadlan volvió a su patria, la Ciudad de la Paz (Bagdad), y escribió un memorial en el que no solo narra estas aventuras sino también una disculpa hacia su señor por no haber cumplido con su misión original, haber trabado conversaciones con el señor de Bulgaria y de esta manera islamizar a aquellas gentes mediante la construcción de mezquitas por todo el territorio. Todo ello quedó registrado en la excelente historia de Las crónicas Ibn-Fadlan
Manuscrito de la crónica de ibn Fadlan
Mapa de la expación vikinga entre los siglos VIII y XI
En la novela, nuestro protagonista, no entiende en absoluto el idioma nórdico, como es lógico, por lo que necesita de alguien de entre sus acompañantes le traduzca lo que se habla a su alrededor, y que al mismo tiempo traduzca también sus palabras al resto del grupo. Esa función la realiza Herger (Dennis Storhøi en la película), nórdico con quién lbn Fadlan entabla cierta amistad. Ambos personajes dialogan con frecuencia, a menudo siendo sus diálogos una ristra de preguntas-respuestas en las que Crichton evidencia el choque cultural entre ambos. La desaprobación de las costumbres y creencias por parte de lbn Fadlan sobre sus compañeros escandinavos es constante a lo largo del viaje, así como la mofa y burla de éstos hacia él por lo que consideran preguntas y comportamientos estúpidos por su parte. Ibn Fadlan considera a los vikingos unos tontos (sentimiento recíproco) y, en cuestiones de higiene, unos puercos.
El libro de Ibn Fadlan es esencialmente un libro de viajes en el que aparte de hablarnos de las leyendas y mitos escandinavos también nos habla de otros viajes y otros conocimientos esenciales para saber sobre la cultura vikinga orientada hacia el Volga. Pero esta novelización no es censurable en ningún modo. Más bien es enriquecedora pues Michael Crichton nos la escribe de una manera que parece extraída punto por punto de las crónicas medievales. Gracias a esta novela, un lector que no conozca nada del mundo vikingo puede conocer los grandes rasgos de esta cultura. Nos habla de cómo vivían, como vestían, cuales eran sus comportamientos ante la vida, la filosofía de vida que tenían en común con sus semejantes, y el desprecio que tenían a la muerte, pues como uno de ellos le dice a nuestro protagonista «tu hilo ya ha sido hilado en la rueca del destino».
Aquí debemos destacar uno de los elementos fuertes de esta novela: la escena del enterramiento vikingo. Ibn Fadlan ve con sus propios ojos uno de los rasgos más prohibitivos que existían en aquella época, contemplar como un rey era despedido por sus súbditos. El observar esta escena para cualquier persona no vikinga suponía la muerte in situ. Michael Crichton nos la describe de una manera exquisita y detallista. Los rasgos esenciales de este enterramiento son descritos paso a paso durante los días que dura el sepelio. Increíble escena que vale la pena leer (y ver en pantalla).
«He aquí que veo a mi padre, he aquí que veo a mi madre, a mis hermanas y mis hermanos. He aquí que veo el linaje de mi pueblo hasta sus principios. Y he aquí que me llaman, me piden que ocupe mi lugar entre ellos, en los atrios de Valhalla, el lugar donde viven los valientes para siempre.»
Primero hacen un entierro preliminar del cadáver y lo mantienen así durante diez días; mientras tanto, los familiares del difunto preguntan a sus esclavas quien quiere acompañar a su amo al más allá. La esclava que se presenta voluntaria recibe un tratamiento especial; se le regalan todo tipo de adornos, bebe, canta y se entrega a los hombres, mientras las demás preparan la ropa que el muerto llevará más tarde. Estas ropas son muy importantes en el ritual; para hacerlas se han apartado un tercio de los bienes dejados por el difunto; otra parte es para la familia y la restante para comprar la hidromiel que se consumirá durante las ceremonias de esos días, algunas de las cuales llegan a adquirir carácter orgiástico.
Los amigos del muerto llevan su barco a tierra, varándolo sobre unos soportes de madera, y acampan a su alrededor. Entonces entra en escena una anciana de aspecto más bien siniestro a quien llaman “el ángel de la muerte”. Esta saca el cadaver del enterramiento provisional y lo viste con la lujosa ropa nueva. Los amigos lo suben al barco y lo acuestan dentro de una tienda de campaña, sobre mantas y cojines. A su lado van depositando comida y bebida, además de sus armas. Fuera del barco, descuartizan su perro y sus dos caballos, así como dos bueyes, un gallo y una gallina, echando los pedazos sobre la cubierta del barco. Mientras tanto, la esclava recorre sucesivamente las tiendas de los amigos del muerto y mantiene relaciones sexuales con ellos, cosa que lo consideran como un homenaje especial al difunto. Ella protagoniza después un pequeño ritual en que es alzada sobre un armazón de madera y, mirando a lo lejos, dice ver a sus padres, a su parientes muertos y por fin contempla a su señor que la llama. La suben al barco y le dan varias veces de beber hidromiel, cuyos efectos le hacen cantar y despedirse de sus seres queridos. La anciana la mete en la tienda y los hombres que permanecen cerca del barco golpean sus escudos con las lanzas, provocando un ruido ensordecedor. Seis de ellos entran también en la tienda y mantienen con la esclava una nueva sesión de sexo antes de que cumpla con su misión; finalmente la vieja le clava un cuchillo mientras dos de los hombres la estrangulan con un cordón.
Restos del barco de Oseberg - Son los restos, mejor conservados, de un entierro vikingo. En él se encontraron los restos de dos mujeres, una anciana y otra joven. Se cree que se trataba de una señora con su esclava, aunque sigue siendo un misterio.
La amenaza que pesa sobre los reinos del norte tiene un nombre muy preciso: Wendol, los monstruos de la niebla, una tribu de hombres salvajes, posiblemente los últimos Neanderthals de la Tierra u Homo Sapiens no civilizados, voraces y despiadados caníbales que se visten con pieles de osos y responden únicamente a las órdenes de su Madre.
Dentro de la mitología nórdica estos seres tienen un nombre distinto: Berserkers, es decir, guerreros que visten pieles de osos y liban extraños brebajes alucinógenos para adoptar la fuerza y la audacia de estos animales en el campo de batalla.
Estos Wendol constituyen una sociedad matriarcal lo cual, es visto como una amenaza en comparación con la sociedad patriarcal escandinava en la que las mujeres son vistas como esclavas y esposas. A través de la adoración de la Madre, los Wendol son vistos como algo bárbaro e incivilizado.
Es el destino de nuestros héroes liberar a todas las gentes de Hrothgar del terror de estos seres pseudoneardenthales. Su principal jefe Bulywyf encarna la fortaleza de este pueblo, la determinación y el valor para lograr grandes gestas y arrojarse a la lucha con una valentía sin límites. Ibn Fadlan es esencialmente nuestros ojos en este mundo nórdico.
La novelizacion se convierte aquí en un elemento didáctico. No son simples aventurillas con espada matando a seres monstruosos, sino que a través de las épicas hazañas de unos valientes guerreros nos enseña de una manera sencilla el modo de vivir de los aguerridos habitantes del Norte de Europa. Con este libro se podrá pasar un rato entretenido, manteniéndonos atrapados entre sus páginas, divirtiéndonos y culturizándonos a partes iguales. Desearemos ser los acompañantes de los 13 guerreros y luchar contra los Wendols y su perversa Madre. Un libro que nunca olvidaremos…
Como dato curioso debemos añadir que Ahmad ibn Fadlan parece estar vinculado con la bibliografía del tenebroso Necronomicón, del árabe loco Abdul Alhazred.
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